toco
el cielo con las manos.
Aunque
muchos crean eso de que
"el
cielo empieza en nuestros pies".
Tonterías.
El
cielo empieza cuando estoy en lo más alto,
cuando
siento el frío viento en la cara, en los brazos,
cuando
me llena de pronto los huesos,
cuando
el cansancio ya machaca mi cuerpo.
Que
el cielo es aquello que aún veo negro,
y
a medida que asciendo
el
azul prusia llena mis pupilas,
llega
el turquí y el añil,
el
rojo, el naranja, el amarillo y de pronto...
Aquí
están.
Seis
islas más a mis pies.
Un universo por
descubrir,
un mundo solo para
mí.
Me siento, a
observar el infinito
Me paro a pensar,
cómo sería no tenerte.
Qué habría hecho
si nunca hubiese conocido tu cima...
Si nunca me hubiera
sentido tan cerca de mi isla.
Y el sol asciende
lentamente ante mí.
Y me hace pensar en
la suerte
que tengo de
conocerte, gigante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario